lunes, 16 de agosto de 2010

16. CUATRO CLASES DE AMOR

Cadogan Garden 97, Londres
Sábado, 4 de enero de 1913

¡Qué poder es el amor! Es el más maravilloso, el más importante de todos los poderes vivientes.
El amor confiere vida a los que no la tienen. El amor enciende una llama en el corazón helado. El amor concede esperanza a los desesperados y alegra las almas de los angustiados.
Ciertamente, en el mundo de la existencia no existe un poder mayor que el poder del amor. Cuando el corazón de una persona se enciende con la llama del amor, está dispuesta a sacrificarlo todo, hasta su vida. En el Evangelio se dice que Dios es amor.
Hay cuatro clases de amor. El primero es el que emana de Dios hacia el ser humano; está compuesto de inagotables gracias, resplandor divino e iluminación celestial. Gracias a este amor, el mundo de los seres recibe vida. A través de este amor, el ser humano es dotado de existencia física, hasta que, por medio del hálito del Espíritu Santo -este mismo amor- recibe la vida eterna y se convierte en la imagen del Dios Viviente. Este amor es el origen de todo amor en el mundo de la creación.
El segundo es el amor que fluye del ser humano hacia Dios. Éste es, fundamentalmente, fe, atracción hacia lo divino, enardecimiento, ascenso y admisión en el Reino de Dios, recibiendo las bondades divinas y la iluminación de las luces del Reino. Este amor es el origen de toda filantropía; este amor es la causa de que los corazones de los seres humanos reflejen los rayos del Sol de la Realidad.
El tercero es el amor de Dios hacia Sí mismo, o la Identidad de Dios. Éste es la transfiguración de su Belleza, el reflejo de Sí mismo en el espejo de Su Creación. Ésta es la Realidad del Amor, el Amor Inmemorial, el Amor Eterno. Mediante un solo rayo de este Amor, es posible la existencia de cualquier otro amor.
El cuarto es el amor del ser humano hacia sus semejantes. El amor que existe entre los corazones de los creyentes es inspirado por el ideal de la unidad de los espíritus. Este amor se alcanza a través del conocimiento de Dios; de este modo, el ser humano ve reflejado el Amor Divino en su corazón. Cada uno ve en los demás la belleza de Dios reflejada en el alma y, al encontrar este punto de similitud, se sienten atraídos por amor uno hacia otro. Este amor hará de todos los seres humanos olas de un solo mar; estrellas de un mismo cielo y frutos de un único árbol. Este amor promoverá el establecimiento de la verdadera armonía, fundamento de la auténtica unidad.
Pero el amor que alguna vez existe entre amigos no es [verdadero] amor, puesto que está sujeto a la transmutación; no es más que mera fascinación. Cuando sopla la brisa, el árbol tierno se inclina. Si sopla del este, el árbol se dobla hacia el oeste, y si sopla del oeste, el árbol se dobla hacia el este. Esta clase de amor tiene su origen en las circunstancias accidentales de la vida. Esto no es amor, es simplemente amistad; está sujeta a cambios.
Hoy veis dos almas aparentemente unidas por sincera amistad, mañana todo puede cambiar. Ayer estaban dispuestas a morir una por la otra, hoy evitan toda asociación. Esto no es amor; es la condescendencia de los corazones hacia los acontecimientos de la vida. Cuando aquello que ha originado este "amor" muere, el amor también muere; en realidad, esto no es amor verdadero.
El amor existe solamente en las cuatro formas que os he explicado: a) El amor de Dios hacia la identidad de Dios. Cristo ha dicho que Dios es amor. b) El amor de Dios por Sus hijos [por Sus siervos]. c) El amor del ser humano hacia Dios, y d) el amor del ser humano hacia sus semejantes. Estas cuatro clases de amor tienen su origen en Dios. Son los rayos del Sol de la Realidad; los Hálitos del Espíritu Santo; los Signos de la Realidad.

(Abdu’l-Bahá, LA SABIDURIA DE 'ABDU'L-BAHA)

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