domingo, 18 de diciembre de 2011

LA FELICIDAD ES COMO UN OCÉANO

La felicidad es como un océano profundo que yace en tu corazón, a veces las olas te acercan a las orillas de la dicha, a veces te alejan de las soleadas costas a lo más profundo de su seno. Esto es innato a la esencia de su ser. Lo importante es zarpar y permanecer eternamente en ese mar.

Según muchos filósofos, pensadores y humanistas el progreso y la integridad del ser humano consiste en la búsqueda del equilibrio y en que cada uno emprenda un viaje hacia su interior al encuentro de ese estado.

El mundo ha experimentado los latigazos de los extremos y aún sigue sufriendo las consecuencias de las exageraciones. Prueba reciente de esto, la concreción de calentamiento global. Es un hecho. Como péndulo nos lanzamos con toda fuerza hacia un extremo, hasta nuestros límites, arraigándonos a salirnos de órbita. La guerras, las hambrunas, los cambios climáticos son prueba viviente de eso

Nos estamos desgarrando. Estamos al borde de la esquizofrenia colectiva. Sin embargo, esta situación bien podría ser parte de un proceso de aprendizaje de la humanidad. Después de una tempestad siempre viene la calma. Lo importante es estar preparado estratégicamente para recibir tanto la adversidad como la posterior calma con austeridad y ecuanimidad.

Aquel que está en búsqueda de su equilibrio sabe como actuar frente a estas situaciones ajenas a su voluntad. Permanece inalterable como el timón.

Como organizaciones al servicio de la comunidad tenemos el desafío de generar estos espacios de aprendizaje en búsqueda del equilibrio de nuestras comunidades.

Tenemos en nuestras manos las tecnologías adecuadas. Solo falta la voluntad y una mayor capacidad social para implementar la estrategia final y poner en marcha ese proceso tan complejo, desafiante y hermoso.

El equilibrio de la comunidad es la clave de esa felicidad.

Las organizaciones al servicio del ser humano pueden, con un esfuerzo constante, aumentar la interacción entre todos los actores de la comunidad y alcanzar un nuevo estado de equilibrio dinámico para el cuerpo de la humanidad.

Entonces es ahí donde estaremos inalterables frente a los extremos de la dicha y de las pruebas. Porque invariablemente estaremos sumergidos en ese océano de felicidad humana.

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