viernes, 18 de enero de 2013

APRECIAR LA UNIDAD EN DIVERSIDAD




Además de aportar a la transformación personal, una educación para la paz inculca un verdadero aprecio para toda la multitud de razas, religiones, naciones y clases sociales que componen nuestro mundo. Este aprecio positivo reduce la tendencia de ver a personas que son diferentes de nosotros como indeseables o malas, y ayuda a disminuir los sentimientos de temor y suspicacia, los cuales son causas psicológicas del conflicto.

Podemos considerar a la humanidad como un organismo, como es nuestro cuerpo. Para vivir necesitamos tanto de ojos, como de oídos, manos, pies, corazón e hígado. Cada miembro u órgano es diferente, pero cada uno es vital para el bienestar y funcionamiento saludable del cuerpo. Además, si algún órgano del cuerpo-- digamos, el estómago--sufre de malestar, pronto otras partes, como la cabeza o la espalda, a menudo comienzan a sentirse afectados. Todos los miembros y órganos son necesarios y dependen  unos de otros.

Podemos considerar de la misma forma a la humanidad. Tomamos, como ejemplo, las profesiones y oficios. ¿Es correcto afirmar que el médico es más importante que el agricultor? ¿O que el maestro no necesita del zapatero? Si los transportadores están insatisfechos y hay un paro, nos afecta a todos. Somos interdependientes. Hemos de apreciar a todos por lo que contribuyen a nuestro bienestar, y además interesarnos por el bienestar de ellos, para que nuestro organismo social esté saludable.

La unidad es un requisito previo para el progreso, la prosperidad y el bienestar en todos los niveles de la sociedad: en la familia, en la escuela, en la comunidad, en un país y en el mundo entero. Sin embargo, no hay que confundir la unidad con la uniformidad, o la diversidad con la división.

 Ervin Lazslo explica:

“La unidad genuina, no  debería confundirse con la uniformidad. La uniformidad sucede cuando un elemento en un sistema domina o subordina a los otros elementos. La unidad, sin embargo, reside en la integración de todos los elementos del sistema en un orden mutuamente beneficioso. La unidad genuina complementa la diversidad, en vez de destruirla, porque ocurre en un nivel comunitario compartido, en el cual todos los elementos del sistema son participantes por igual…Sin la unidad en diversidad, no será posible abolir las armas nucleares, biológicas, químicas y otras o crear un sistema unificado para mantener la paz.”

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