PENSAMIENTOS DE GUERRA Y PAZ
Terminando el calendario
Gregoriano
Lo primero que viene a la mente cuando pensamos
en la paz es la ausencia de guerra. Luego, que es el gran anhelo de la
humanidad, una utopía, un sueño muy lejano. Vemos el horizonte, caminamos hacia
él, cuando sale el sol, por un camino que nunca termina. El horizonte es
inalcanzable.
Sin embargo existen muchos caminos que nos
conducen a la paz. Estos caminos de por sí también construyen una actitud de
paz en el proceso de alcanzar la paz misma; porque son caminos de goce y felicidad, caminos
sinérgicos podría decirse, ya que responden simultáneamente a varias
necesidades.
La clave para el logro de la paz es el cambio de
actitud y la toma de conciencia de que la paz sólo se logra cuando se construyen
canales de colaboración e interacción con nuestros congéneres.
Lo opuesto de una verdad podría ser otra verdad y
no necesitamos luchar por nuestros ideales, más bien, construir ideales en
conjunto y vivir y gozar mientras transitamos el camino por alcanzarlos.
No solo mirar la paz como un fin, sino como un
proceso. Cada actividad dentro de ese proceso requiere de una actitud de paz.
Construyamos una familia única. La familia de la
humanidad. Y pongamos toda nuestra energía para que esta familia logre su
armonía, de la misma manera en que nos dedicamos a que en nuestra propia
familia haya paz y tranquilidad.
Que nuestra actitud esté imbuida de paz y
armonía; con pensamientos conflictivos no podemos acercarnos a la Paz, con un carácter
conflictivo y explosivo, menos.
Orientemos todo nuestro ser a que todos los
pueblos del mundo se unan, a que desaparezcan los extremos de riqueza y de
pobreza, y que surja así esa conciencia colectiva y superadora que nos haga
dignos de servir a nuestros congéneres, y verdaderamente humanos.
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